Me miró cuando paso a mi lado, el baño quedaba detrás de mi mesa y aunque siempre rechazo las mesas que están junto a el, era la única que quedaba disponible y necesitaba sentarme para poder tomar un café bien cargado.
Hoy es lunes; en nuestra rutina semanal se supone que el lunes es el peor día de la semana para arrancar, aunque en ocasiones esa sensación se repite en otros días que no tienen ese nombre. Yo no puedo perdonar mi café y mi tostada sea el día que sea, para mi es imprescindible esa energía.
Hoy es lunes; en nuestra rutina semanal se supone que el lunes es el peor día de la semana para arrancar, aunque en ocasiones esa sensación se repite en otros días que no tienen ese nombre. Yo no puedo perdonar mi café y mi tostada sea el día que sea, para mi es imprescindible esa energía.
Salio del baño dándome la espalda y se despidió de Vicente, - ¡hasta mañana! le dijo y abriendo la puerta se fue de la pequeña cafetería no sin antes echar un vistazo al interior que yo, me adjudique presuntuosa. Ambos desayunábamos allí todos los días y eso, convirtió nuestros encuentros en algo habitual.
Martes; hoy no estaba cuando llegue, el se colocaba siempre en la barra, le gustaba hojear el periódico y bromear con Sacra sobre su modo de preparar las tostadas. Tras desayunar, pague y al abrir la puerta, casi tropiezo con el. - Perdóname dijo, y sujeto galantemente la puerta mientras salia.
Un miércoles cualquiera; me levante de muy mal humor.. historias que no me apetece contar me desvelaron anoche y hoy me he levantado peor de lo que me acosté, en esos días es mejor que no me hablen. Con mis gafas oscuras y cabizbaja me dirigí hacia la cafetería y nos cruzamos en el semáforo. El me sonrió y me dijo - ¡buenos días!
Jueves 25; "el desconocido" como yo lo llamaba me había saludado el día anterior, haciendo que mi malestar desapareciera durante un buen rato. Y hoy estaba allí en la barra, sonriendo a la insufrible camarera y ajeno a mi presencia.
Por fin viernes! el fin de semana se asomaba y es de rigor que unos a otros nos jaleemos por ello para pasar la ultima jornada de la semana con mas alegría. - Hola Vicente! hoy que es viernes voy a hacer una excepción que mañana salgo a correr, quiero probar tu deliciosa tarta de fresas, ¡ponme un trocito anda!
Vicente me miro con cara de pena y señalando hacia el extremo de la barra, me dijo. - Uyy!! lo siento, acabo de poner el último trozo. Y allí estaba él, con "mí" trozo de tarta delante. - ohh!! que pena!! dije, bueno ya la probare la semana que viene....... Me senté en la mesa de espaldas a la barra a esperar mi desayuno habitual cuando "el desconocido" se acerco con dos platos, partió la porción de tarta por la mitad y ofreciéndome uno me dijo: